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4 de febrero de 2021

Reflexiones sobre la reapertura de escuelas en el nivel inicial

Abrir las escuelas en el presente año con flexibilidad y seguridad para todos es una invitación a pensar de manera diferente a lo que estamos acostumbrados cuando nos referimos al sistema educativo, pero ¿Diferente en qué sentido ?

Es importante reconocer que hay diversas necesidades en distintas comunidades y tipos de familias, por lo tanto, se aleja de la perspectiva común y de la idea de que una sola talla le puede quedar a todos, y nos lleva a pensar en modelos y medidas diferentes, que se ajusten a cada uno. Además se debe de reconocer que el objetivo de lograr equidad requiere incluir el compromiso de todos, aquí nace la siguiente pregunta; ¿Por qué es necesario cambiar nuestra forma de pensar y comprometernos?

Cuando llevamos la discusión sobre la reapertura de escuelas específicamente al nivel inicial, encontramos una complejidad particular. Por lo que nos vemos en la necesidad de ampliar la conversación sobre la reapertura del servicio presencial mas allá del ámbito puramente educativo, para incluir a múltiples sectores y actores. Entre estos autoridades, sociedad civil, empresas, comunidades, academia, familias e incluso el público que no tiene hijos menores de seis. Entre estos tópicos encontramos a la salud, educación, alimentación, transporte, medio ambiente , entre otros ¿Por qué? Porque una mirada sistémica responde mejor a la naturaleza multidimensional que tiene el desarrollo infantil.

A todo esto el rol de la escuela , y en particular el nivel inicial, es esencial para el desarrollo de las niñas y los niños. Esto  logra proporcionar el entorno social y material que los niños y niñas requieren para crecer sanos, no solo en altura sino que también en inteligencia. En los primeros años, niñas y niños necesitan  que confluyan varios factores a la vez, para asegurar que todo vaya en buena dirección : es vital asegurar que estén protegidos, alimentados, cuidados y sobre todo en un ambiente que cuente con interacciones y experiencias positivas. Entonces, podríamos  decir que  la escuela inicial es fundamental para la equidad y  para asegurar oportunidades a todos los niños y niñas sin importar en qué lugar nacieron, de qué color es su piel, o qué lengua hablan sus padres.

El compromiso con la educación inicial se trata de asegurar que todas y todos los estudiantes tengan las experiencias que les puedan ayudar a integrarse en la familia y la comunidad; para que tengan una vida sana, productiva y con busca de un sentido. Es por ello que si los niños y las niñas desarrollan su potencial, este logro por ende nos enriquece a todos como sociedad. Y los riesgos de no hacer las cosas bien, en consecuencia nos afectan a todos, hoy y en el futuro[1].

Debido a la coyuntura actual nos preguntamos ¿Qué barreras hemos podido identificar este año?

Cada niña y cada niño nace con  el derecho de tener oportunidades para aprender y desarrollar su potencial, en todos los lugares del Perú e incluso en las comunidades más golpeadas por el Covid-19. Sabemos que el compromiso y el involucramiento de la familia y la escuela son los responsables de crear esas oportunidades, pero también tenemos conocimiento de que  algunas personas enfrentan mayores obstáculos o barreras para comprometerse.

Poniendo el ejemplo de situaciones cotidianas tenemos a una mamá que cría sola a su hijo, acaba de conseguir un trabajo, sale de 10:00 am. a 5:30 pm. Ella se ha organizado con una vecina para que le ayude en el cuidado del niño durante el día. Como otro ejemplo, no muy alejado de la realidad tenemos a otra familia, donde el castellano no es la lengua materna, tiene dificultades para acompañar a los niños con las actividades escolares, acá entra lo que conocemos como flexibilidad.

Cuando el Ministro nos habla de flexibilidad, hace un llamado a incluir en la conversación a familias que se encuentran en diversos contextos y circunstancias. Nos impulsa a conversar con ellas sobre las soluciones a los desafíos de la pandemia y a la elaboración de  sistemas de apoyo que respondan a estas. Es una invitación para escuchar a distintos grupos, y poder comprender las perspectivas, necesidades y recursos que tienen, y consigo poder diseñar soluciones que respondan a ellos. Y de esa forma poder al fin  romper la burbuja de aislamiento en la que ponemos a las madres y los padres, cuando los señalamos como los únicos responsables del bienestar y del aprendizaje de sus hijos. A pensar en cómo las comunidades, las empresas, las organizaciones civiles, las autoridades locales, podemos trabajar juntos para crear un sistema de apoyo a las familias que tienen hijos menores de seis años.

Para encontrar esas soluciones que puedan aplicadas a distintas realidades tenemos que saber ¿Qué podemos hacer?

Sabemos por la historia que nuestro país tiene una tradición de resolver problemas complejos por medio de la participación comunitaria. Esto ha sido una palanca en momentos clave de nuestra historia, que nos ha impulsado hacia adelante. Por ende una política de puertas abiertas en la escuela permitirá  crear espacios de escucha y contribución para los padres de familia. Podemos usar esta política, por ejemplo, para:

•      Estudiar los protocolos de salud y seguridad,

•      lograr los niveles de higiene necesarios,

•      realizar los cambios necesarios en el ambiente para que sean seguros e intelectualmente estimulantes,

•      movilizar recursos de la comunidad local para preparar las escuelas.

Es momento de poner un  freno al fatalismo. Busquemos soluciones creativas que nos permitan fortalecer la escucha, la empatía y la confianza que nos ayudarán a lograr lo que nos proponemos. Recordemos que, en este momento, en que no hay soluciones hechas, lo que mas necesitamos para poder crearlas, es fomentar la conversación  de manera abierta y crear espacios de seguridad juntos.

Autora: Veronica Beytia (Representante TRANSFORMA)

[1] Heckman, J. y Karapakula, G. (2019) Intergenerational and intragenerational externalities of the Perry Preschool Project. National Bureau of Economic Research NBER Working Paper No. 25889 May, JEL No. C4, I21