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9 de abril de 2021

PRIMERA INFANCIA Y PLANES DE GOBIERNO

Diego Portillo a, Licenciado en Psicología

Evelyn Ortega a, Licenciada en Educación

Fredy Torres a, Licenciado en Nutrición

a) egresado(a) de Maestría en Gestión de Políticas y Programas para el Desarrollo Infantil Temprano

 

COPERA Infancia, a través de un análisis comparativo, identifica que solo el 33.3% de los partidos políticos del Perú plantean propuestas e intervenciones concretas vinculadas al Desarrollo Infantil Temprano.

El presente artículo no solo nos permite centrar y visibilizar, de manera preliminar, la posible atención de niñas y niños durante el periodo de gobierno 2021 – 2026; sino también, las posibles condiciones que influyen en la escasez de propuestas en los planes de gobierno para el DIT.

El Minsa estima que, en nuestro país, el grupo de niños y niñas de 0 a 4 años asciende a 2,711.002 (1,316.605 niñas y 1,394.397 niños)[1]. Como profesionales involucrados en la promoción del Desarrollo Infantil Temprano (DIT), sabemos que la falta de atención y cuidado de este grupo etario ocasiona retrasos y pérdidas irreversibles, no solo para el niño, sino también para la sociedad. Diversos estudios, indican que la inversión en la primera infancia genera un alto retorno de efectividad, crecimiento y desarrollo para un país. Por tanto, es relevante que quienes estén a cargo del futuro gobierno aseguren la protección de la primera infancia.

 

La Covid-19 y primera infancia

El contexto de la COVID-19 implica que los partidos políticos se concentren en contener la emergencia, lo que puede desplazar los esfuerzos por favorecer el desarrollo de los niños y niñas. Si previo al contexto actual ya existían múltiples barreras para las acciones vinculadas a la primera infancia, la emergencia sanitaria ha profundizado las brechas y las necesidades de la población infantil. La ECIC-19, encuesta elaborada por COPERA (2020) que identifica los principales efectos de la pandemia en el desarrollo de los niños y sus cuidadores, ha dado a conocer las siguientes cifras:

–      En Lima, el 38% de la niñez se muestra quejosa o demandante.

–      En Junín, 5 de cada 10 cuidadores tienen indicadores de depresión, ansiedad o estrés.

–      En La Libertad, el 92% de cuidadores están muy preocupados porque su niña o niño continúe su educación.

Estas cifras muestran los aspectos que deberían priorizar los actuales planes de gobierno, debido a la relevancia que suscita para el desarrollo y bienestar de los niños y las familias; sin embargo, no es lo que se ha podido encontrar. Dado que estos datos reflejan la afectación que sufre la primera infancia por el contexto epidemiológico, sugerimos que se potencien acciones para favorecer a los niños y niñas del Perú.

 

Un enfoque intersectorial

Los esfuerzos iniciales de los partidos políticos se concentran en reducir la anemia y combatir la desnutrición crónica infantil (DCI), obviando un conjunto de acciones que abarcan los primeros 5 años de vida, lo que representa una amenaza para el desarrollo del país. Existen diversas fuentes de información para obtener data actualizada sobre la primera infancia a nivel nacional, regional y local; entre ellas: Lineamientos Primero la Infancia (Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social), PPoR DIT y la encuesta ENDES DIT y ECIC-19, las mismas que pueden aportar a los planes de gobierno una herramienta para visibilizar las brechas existentes y ejecutar acciones necesarias para atenderlas. Es necesario informarse para comprender de manera integral la importancia de la primera infancia y el concepto de niñez, lo cual nos permitirá influir en materia de políticas públicas.

El DIT no depende solo de la genética y el entorno físico/emocional, sino también del contexto social, político y económico que lo rodea. Es necesario traducir el conocimiento sobre la primera infancia en inversión e intervenciones que respalden a la familia, la comunidad, el país y específicamente a la niñez.  La complejidad de las políticas sobre primera infancia exige una intervención articulada entre los diferentes niveles de Estado, es decir, coordinación interinstitucional e intergubernamental. Las políticas propuestas hasta el momento y la gestión de las mismas carecen de un enfoque intersectorial centrado en la persona, lo que debe ser cambiado para que los servicios lleguen con calidad y de manera oportuna a los niños y niñas que están en la “última milla”.

 

Focalización eficiente

Existe una diferencia importante entre “pretendemos reducir la anemia” y “pretendemos reducir la anemia en un 15% en las zonas urbanas y un 10% en las zonas rurales”. La falta de precisión de las propuestas no permite visualizar el grado de realidad de las mismas ni sus posibles resultados. Los planes de gobierno son poco explícitos sobre los requerimientos para la promoción y el fortalecimiento de capacidades de funcionarios ligados a la primera infancia. Solo un gobierno sensibilizado y con conocimiento de la primera infancia, así como de la repercusión que tienen en el desarrollo nacional, facilitará los recursos de manera eficiente en las poblaciones más vulnerables. Es urgente poner a la primera infancia en la agenda nacional.

El desafío central es la implementación, que los partidos políticos consideren invertir en la primera infancia no solo implica que velan por el derecho del ser humano, sino que además cuentan con una estrategia económica de cuidado. Está demostrado que invertir en la primera infancia, desde la gestación, genera mayores ingresos en las familias; esto sucede porque existe una correlación entre el ahorro en intervenciones estatales futuras de recuperación y riesgos, como: enfermedades, deserción escolar, criminalidad y delincuencia a futuro.

Recomendamos que se utilice la evidencia científica para el diseño de propuestas, que se incluyan temas como migración, calidad del aire, discapacidad, obesidad, violencia infantil, el cuidado de los cuidadores, y, la salud mental; con el fin de fortalecer la implementación de la primera infancia como política prioritaria para el país. Esperamos que quien obtenga la conducción política en el siguiente periodo de gobierno pueda influenciar a otros países en el camino de la protección y el cuidado de la niñez.