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21 de octubre de 2021

El rol del Estado y la familia en la salud mental de los cuidadores

¿Cuál es el lugar de mi bienestar emocional?, me pregunto constantemente. Desde mi paternidad y después de días muy cansados entre el trabajo y las labores del hogar, intento responderme. ¿Es justo o necesario hacerme esta pregunta? Creo que sí, pero también es atemorizante. Conozco el estigma que evita que los padres logremos atender nuestras emociones, restándole importancia a nuestra forma de sentir y darle sentido a nuestras experiencias desde la paternidad o maternidad.

La salud mental de los padres y cuidadores primarios se ha visto deteriorada a causa de la pandemia por la COVID-19, que acrecienta los retos que ya existen en el hogar: la crianza de los hijos; las relaciones familiares y laborales; y las dificultades económicas. Según la Evaluación Continua ECIC-19, en Lima, el 20% de cuidadores tiene uno o dos indicadores de depresión, el 80% tiene uno o dos indicadores de ansiedad, el 33% se minifiesta síntomas de estrés, y el 55% tiene indicadores de los depresión, ansiedad y estrés (FByN, 2021).

Además, el 58% de los encuestados presentó un incremento del estrés durante la pandemia. Con esto, podemos afirmar que el problema es tan real como los problemas económicos o sociales más conocidos y atendidos. Los padres y madres también la pasamos mal.

¿Quiénes se ven involucrados en esta situación?

La familia, cuyo rol vital es el desarrollo de sus miembros, debe configurarse como un espacio protector y estimulante para los cuidadores, hijos e hijas. Si se producen situaciones desequilibrantes como: violencia, ausencia paterna, intento de suicidio, entre otras -la actual situación de pandemia-; habrá un impacto negativo en la salud mental de los padres (Gonzáles, 2007).

Puede que la familia realice esfuerzos para brindar soporte entre sus miembros, pero estos pueden resultar insuficientes; por ello, el rol del Estado debe ser muy activo. El gobierno y las instituciones públicas correspondientes, deben promover el bienestar de las familias como una prioridad en el desarrollo de niñas y niños, incluyendo la seguridad y bienestar de los padres.

El Estado debe reconocer la existencia de los problemas de salud mental de los padres y habilitar canales de atención oportuna y de fácil acceso; a fin de identificar los problemas y generar una cadena o sistema que se dedique específicamente a atender los problemas de salud mental de los padres, madres y cuidadores primarios.

 

Referencias:

Fundación Baltazar y Nicolás (2021). Evaluación Continua del Impacto del COVID-19 en el desarrollo de niñas y niños menores de 6 años. Extraído de: https://fundacionbaltazarynicolas.org/wp-content/uploads/2021/07/Infografia-5-2.pdf 

Gonzáles, F. (2007). Salud mental a nivel familiar desde la perspectiva de alteridad Psicología desde el Caribe, núm. 20, agosto-diciembre, 2007, pp. 1-27.