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16 de febrero de 2022

Retorno Seguro y Salud Mental

Por: Mabel Herrera, Psicóloga y miembro de Copera Infancia.

Después de un poco más de dos años de suspensión de las clases presenciales por la pandemia de la Covid 19; en el Perú, se espera que las niñas y niños regresen a la escuela el 28 de marzo de 2022; dos años desvinculados de los amigos, de los profesores, de los juegos y de la comunidad educativa que hoy tiene un rol protagónico en el retorno seguro.

Son amplias las evidencias que señalan los efectos psicológicos negativos de las medidas de confinamiento por la pandemia, que incluyen síntomas y signos de estrés postraumático, confusión, ira y ansiedad; también, se ha evidenciado la relación directa que existe entre la salud mental de los cuidadores principales y sus hijos e hijas. Un estudio del Ministerio de Salud del Perú, encontró que la presencia de problemas de salud mental en las niñas y niños es más frecuente en aquellos cuyos cuidadores tienen síntomas depresivos.

En cuanto a los trastornos de la salud mental y violencia en niños y adolescentes en Lima Metropolitana, un estudio realizado por el Instituto de Salud Mental revela que la pandemia y el confinamiento han generado condiciones que han permitido el incremento de un 50 % en los trastornos clínicos en niños, niñas y adolescentes; así como las conductas violentas intrafamiliares, en comparación con años anteriores. Entre los problemas clínicos, la depresión es la más frecuente (31.5% de adolescentes), seguida por el miedo a separarse de una figura de apego (42.40 % de niños de 6 a 11 años de edad).

El informe de UNICEF “Estado Mundial de la Infancia 2021”, describe el impacto de la pandemia en la salud mental de las niñas, niños y adolescentes y sus cuidadores principales, y destaca la necesidad de invertir urgentemente en la salud mental de esta población. Datos que son corroborados por la Evaluación Continua de Impacto de la COVID-19 (Perú) que a través de sus diversas ediciones, visibiliza la necesidad de trabajar en el acompañamiento a madres y padres, a fin  de reducir la ansiedad, depresión y estrés; además de intervenir sobre la preocupación que tienen frente al desarrollo integral de capacidades y aprendizaje.

En este contexto, el “Retorno Seguro” se convierte en una oportunidad para consolidar la articulación de los sectores involucrados, para identificar, valorar y atender las necesidades de salud mental de las niñas, niños y sus cuidadores, sin subestimar los miedos, la desconfianza, la molestia y hostilidad que el retorno a la presencialidad podría generar. No basta con asegurar el cumplimiento de las medidas de bioseguridad contra la COVID 19;  es necesario reconocer que la escuela necesita contar con docentes que estén capacitados para detectar tempranamente y acompañar los problemas socio emocionales de sus alumnos, planteando la derivación temprana a consultorio psicológicos o centros de salud mental comunitarios,  que contribuyan a construir una nueva escuela donde se valore la protección frente a la Violencia, la sensibilidad y capacitación de los docentes en la prevención de la salud mental, profesionales de psicología presentes y con rol activo en la comunidad educativa, cuidadores principales con orientación y compromiso para el cuidado de la salud mental de sus hijas, hijos, y la de ellos mismos, y escuelas solidarias que escuchen y respeten los silencios de las niñas y niños.

Esta nueva escuela debe acoger, proteger y promover la salud mental de sus miembros brindando el soporte emocional que las niñas, niños y sus cuidadores necesitan; lo cual requiere la intervención de diversos actores que trabajan por la primera infancia.