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15 de abril de 2025

Día del Niño Peruano: Invertir en la infancia es invertir en el futuro del país

Invertir en los primeros años no es un gasto; por el contrario, es la mejor apuesta que podemos hacer por el presente y el futuro del Perú.

Desde antes de nacer, los niños y niñas comienzan a desarrollar la base de su cerebro, su sistema inmune y su metabolismo. Estos sistemas no se forman de manera aislada, sino que evolucionan en conjunto, influenciados por las experiencias en los primeros años, los vínculos afectivos y las condiciones del entorno en el que crecen.

El entorno, conformado por las personas que los cuidan, los espacios que habitan y los servicios que los acompañan, influye directamente en cómo se configuran estos sistemas, con efectos que pueden durar toda la vida. Como señala el Center on the Developing Child de la Universidad de Harvard, “las influencias del entorno durante la primera infancia no solo determinan cómo se desarrollan los niños, sino también su salud y bienestar a lo largo del tiempo”.

Estos primeros años no son simplemente una etapa más del crecimiento: son el cimiento de toda la vida. Y, como ocurre con cualquier estructura, si los cimientos no se construyen con tiempo y cuidado, todo lo que venga después estará en riesgo.

La evidencia científica es clara: cuanto antes se invierte en la infancia, mayores son los beneficios. Los estudios del economista y Premio Nobel James Heckman demuestran que las inversiones en los primeros años de vida generan el mayor retorno económico, social y humano. Sin embargo, como sociedad, seguimos invirtiendo tarde, cuando ya es más difícil compensar las desigualdades que se acumulan desde los primeros años.

Cada niño y niña necesita un entorno seguro, afectuoso y estimulante. Esto implica acceso a servicios de salud materno-infantil, nutrición adecuada, aprendizaje oportuno, juego libre y tiempo de calidad con sus cuidadores. Todo esto no puede esperar, porque las oportunidades perdidas en la primera infancia son difíciles (y costosas) de recuperar.

Hoy, en el Día del Niño Peruano, no basta con celebrar: necesitamos actuar. Cada día y cada niño cuentan. Las decisiones que tomamos como madres, padres, cuidadores, docentes, profesionales de salud o autoridades públicas dejan huella. Como padres o cuidadores principales, sabemos que lo que hacemos hoy con nuestros niños y niñas marcará su vida para siempre. Como tomadores de decisiones y profesionales, sabemos que, desde una política pública, servicio o programa, cada norma, presupuesto o atención que prioricemos en favor de la infancia contribuye a construir el país que soñamos: más justo, más saludable y más competitivo.

Entonces, ¿qué estamos esperando?

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