Hoy, en el Día del Libro Infantil, celebramos el poder transformador de los libros en la vida de los niños y niñas. La evidencia científica es contundente al respecto: crecer en hogares y espacios educativos donde hay acceso a libros y se fomenta la lectura compartida tiene un impacto positivo en el desarrollo cognitivo, del lenguaje y las habilidades socioemocionales desde los primeros años de vida (Niklas, F., Cohrssen, C., & Tayler, C., 2016)
Sin embargo, el acceso a libros no debería estar condicionado al lugar de nacimiento o ser privilegio de unos pocos. Garantizar que cada niño y niña crezca en entornos donde los libros y la lectura compartida formen parte de su cotidianidad es una apuesta a favor del desarrollo infantil temprano y, por ende, de una sociedad más justa.
Diversas investigaciones resaltan la importancia de programas que orienten y empoderen a las familias para hacer del uso del libro una práctica cotidiana desde los primeros meses de vida. Incluso existen iniciativas (BookBug Before Birth) que fomentan esta práctica desde antes del nacimiento, brindando a los principales cuidadores herramientas para crear entornos ricos en lenguaje y afecto a través de los libros.
Los niños y niñas que leen desde tempranas edades, acompañados de un adulto que conversa y juega mientras media esta experiencia, desarrollan un vocabulario más amplio, mejoran sus habilidades comunicativas (comprensivas y expresivas) y promueven la alfabetización emergente, la creatividad y el pensamiento crítico. Todo lo anterior se traduce en mayores oportunidades para un éxito escolar a largo plazo.
¿Qué pasa en el Perú?
A pesar de los beneficios comprobados de la lectura en la primera infancia, en nuestro país aún existen grandes desafíos en cuanto al acceso a los libros y a su uso en los espacios educativos:
Si las niñas y niños no están expuestos a un ambiente rico en palabras, difícilmente podrán desarrollar las habilidades necesarias para aprender a leer y escribir con éxito más adelante. El lenguaje se nutre de la interacción, y la lectura compartida es una de las maneras más efectivas de potenciarlo.
Los datos anteriores reflejan la urgencia de garantizar que cada niño y niña tenga la oportunidad de disfrutar de la experiencia de leer en los brazos de su familia y de contar con espacios educativos donde sus maestras les lean en voz alta.
Además, es fundamental asegurar bibliotecas escolares equipadas, bibliotecas públicas con programas de mediación lectora para la primera infancia y políticas públicas que promuevan el acceso a los libros desde los primeros meses de vida.
Este día es una oportunidad no solo para celebrar, sino para recordar que la lectura es un derecho desde la primera infancia, y desde la sociedad civil nos corresponde mantenernos alertas y exigir que este derecho se cumpla.
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